jueves, 30 de julio de 2009

LA VOZ DEL PUEBLO


Los venezolanos estamos clamando a los cuatro vientos justicia y libertad social en el sentido estricto de la palabra , queremos una democracia digna preñada de esperanza, felicidad y bienestar social.
Repudiamos de manera categórica hechos de corrupción administrativa que conlleva indefectiblemente al empobrecimiento de la gran mayoría del pueblo venezolano, que está harto de tantas injusticias y miserias por parte de aquellos que detentan el poder y han hundido a esta nación en la peor crisis económica, social y moral de estos 35 años de democracia
La rapiña y escoria de la dirigencia nacional en su ambición desmedida, ha devorado las entrañas de esta noble nación quebrantan do las bases del sistema democrático.
La burocracia inútil e ineficiente ha agravado aún más la crisis que estamos viviendo, pues no satisface las necesidades básicas de la colectividad y no le da respuestas a los problemas de salud, educación, transporte, vivienda y alimentación.
Esa ceguera por parte del gobierno nacional en querer implantar a la fuerza el paquete económico diseñado por el fondo monetario internacional y la banca mundial, para corregir los errores y abusos de estos 35 años de democracia.
Tal descontento se hizo manifiesto el 27 y 28 de Febrero de 1.989, cuando el pueblo enardecido bajó de los cerros para asestarle un duro golpe a los hambre adores de este pueblo, a los dirigentes políticos, a los empresarios y a esa minoría elitista que se ha beneficiado con el abuso de poder, gastando a diestra y siniestra el dinero del Estado, saqueando a su antojo el tesoro nacional.
Y ahora recientemente se acentúa ese descontento con las intentonas golpistas del 04 de Febrero y 27 de Noviembre de 1.992, producto del hambre, miserias, injusticias, desajustes sociales y necesidades a la que está sometida la gran mayoría del pueblo venezolano.

Publicado en la Revista del Colegio de Médicos del estado Falcón. Año 2 - Julio 1.993-N° 2.

viernes, 24 de julio de 2009

EL FUTURO DE VENEZUELA SON LOS NIÑOS



El futuro de Venezuela es cada día más incierto, poco prometedor a pesar del optimismo que tengamos todos los venezolanos en salir adelante de esta grave crisis económica y social. En él se cierne las tinieblas de la descomposición ética y moral, la pérdida total de los valores y de las buenas costumbres reinan tes en el país.
Futuro ensombrecido aún más por el auge incontenible de la delincuencia, donde vemos que nuestros niños y jóvenes están incursos en hechos de sangre: asesinatos, atracos, robos, violaciones, tráfico y consumo ilícito de estupefacientes. Registrando la mayoría de los casos un amplio prontuario delictivo que haría palidecer de envidia a la propia Lucrecia Borgia.
Y esto se explica fundamentalmente al daño ir reversible en el desarrollo psíquico e intelectual del niño venezolano sometido al maltrato físico, al abandono, a la falta de amor, al descuido y al abuso sexual; que violenta sus sentimientos, deforma su conciencia y trastorna su personalidad, convirtiéndolo en un delincuente en potencia.
La injusticia y desigualdad social, el hacinamiento, la marginalidad, la ignorancia, la miseria, la desnutrición, la explotación, el incremento de la deserción escolar y el aumento de la mendicidad infantil vienen a agravar aún más la situación del niño venezolano, que es bofetada brutalmente por el gobierno nacional al pisotear le sus derechos, cometiendo un crimen al permitir que millones de niños venezolanos se mueran de hambre, vivan en la indigencia, a la intemperie, en condiciones infra humanas e insalubres.
Debe encararse con decisión, sensibilidad humana, vocación de servicio y voluntad política la problemática de los derechos del niño venezolano por parte de nuestros gobernantes y no quedar plasmados en elocuentes discursos que no dejan de ser simple demagogia y oratoria inútil.
Los dirigentes políticos deben comprometerse y responsabilizarse con nuestros niños para sumar voluntades y tomar decisiones contundentes para erradicar o por lo menos mejorar las condiciones socio-económicas del venezolano y rescatarlo de ese estado de miseria, necesidad, inseguridad, marginalidad que pisotea sus derechos no sólo como ciudadano sino como hombre libre y digno.

Publicado en La Mañana, viernes 13 de Septiembre de 1991.

domingo, 19 de julio de 2009

GUERRA AL HAMPA COMÚN Y ORGANIZADA


La guerra contra el hampa común y organizada, la estamos perdiendo debido a las políticas erradas de prevención y represión del delito. Mientras no resolvamos el problema de la miseria, el hambre, la pobreza extrema, los desajustes y des igualdades sociales, las drogas, el abuso del alcohol, la prostitución; caldo de cultivo que genera violencia e incrementa la criminalidad. No podemos implementar una política efectiva contra la delincuencia. Sino depuramos los cuerpos policiales de agentes corruptos, que cometen delitos de toda índole y abuso de poder en contra de los ciudadanos violentando sus derechos humanos y cometiendo crímenes de lesa humanidad.
Debemos combatir la impunidad, necesitamos fiscales del ministerio público y jueces honestos, incorruptibles, probos, que impartan justicia y condenen con todo el peso de la ley a tanto delicuentes que deambulan libre a lo largo y ancho de este país.
Las cárceles son verdaderas escuelas para delinquir, repletas de despojos humanos, donde reina el hacinamiento, la prosmicuidad, las drogas, el tráfico de armas, los guardias y custodios corruptos, las bandas de delincuentes de alta peligrosidad que luchan por el control del penal cometiendo homicidios atroces bajo la mirada impune de las autoridades.
No hay una política eficaz de reeducación del delincuente, que al salir de la cárcel se re inserte a la sociedad y sea un hombre útil, al contrario reincide en el delito, cometiendo crímenes, asesinando a personas inocentes, estudiantes, hombres trabajadores, padres de familia, dejando huérfanos a sus pequeños hijos.
Es por eso que debemos combatir la impunidad, la injusticia, la miseria, las drogas, la paternidad irresponsable, la delincuencia juvenil; los policías, fiscales y jueces corruptos, las cárceles como depósitos de despojos humanos, son algunas de las causas del incremento de la crimalidad y nos está llevando a perder la guerra contra el hampa.