El pueblo venezolano conoce con nombres y apellidos a los vagabundos, bribones, pillos, pícaros y corruptos incursos en los más diversos delitos de corrupción administrativa ( estafas, apropiación indebida, robos, extorsión, sobornos y tráfico de influencias ) que atenta contra el tesoro nacional, conduciendo al país a la bancarrota y a la quiebra total.
Dilapidando, despilfarrando y saqueando a diestra y siniestra el dinero del Estado Venezolano sumiendo al país en la miseria, orfandad e indigencia. Vendiendo e hipotecando a la nación ante el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial; entes financieros internacionales que rigen la política socio-económica del país a costa del hambre y sufrimiento del pueblo venezolano; de la golpeada clase obrera ( trabajadora y honesta ), de los humildes, indigentes, desamparados y desposeídos. Con la sola finalidad de cubrir el déficit de lo robado por esta sarta de delincuentes, sacrificando y exterminando al pueblo para así obtener nuevos préstamos con la excusa de reactivar la economía, cayendo en un interminable ciclo vicioso de endeuda miento permanente.
Estos delincuentes declarados convictos y confesos ante la opinión pública son exonerados de toda culpa por padrinos poderosos e influyentes, que en su mayoría militan en los principales partidos políticos del país, siendo los primeros alcahuetas de estás vagabunderias y fechorías. Al contrario se les recompensa con la falta de castigo y absolución de los crímenes cometidos. Sintiéndose la justicia venezolana frustrada e impotente al no poder condenarlos con todo el peso de la ley y encerrarlos tras las rejas.
Y hoy disfrutan en el exterior del conforté y de los placeres mundanos de la vida con el dinero y el hambre del pueblo venezolano. Negándole el derecho y el disfrute de una vida mejor, digna, preñada de libertad y justicia social.
Donde nuestros jóvenes se encuentran a las puertas del abismo e inmersos en el ocio, la vagancia, las drogas y el crimen. Y vemos con tristeza e indignación como nuestros niños marginados, hambrientos y harapientos vagan por las calles entre la basura en busca de algo que comer, cuando deberían estar en las escuelas educándose para brindarle a Venezuela un futuro mejor, más digno y humano.
La política económica de gobierno genera malestar enardeciendo al pueblo, que sale a las calles a manifestar y protestar ante tales medidas económicas que va en detrimento de su ya mermado poder adquisitivo.
Se debe corregir la política económica del país y dejar de masacrar al pueblo, de lo contrario habrá nuevos conflictos y explosiones sociales con consecuencias impredecibles que ponga en peligro nuestra democracia.
Publicado en El Portavoz, Coro, 15 al 24 de Abril de 1.992.
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