sábado, 19 de junio de 2010

LA ZORRA

Era pocas las cualidades que adornaban a la joven, no era bella, ni inteligente, no tenia un cuerpo despampanante, era egoísta, superficial, en el rostro avejentando prematuramente se notaba rasgo de maldad; la denominaban la zorra, mote asignado por su cónyuge por los fraudes y triquiñuelas a lo que estaba acostumbrada hacer en su sitio de trabajo u ámbito familiar. Aparentemente de buena familia, desde muy joven se separó de ella para vivir sola en una gran ciudad, cosmopolita, donde vivió con un hombre mayor quien podría ser su padre, luego lo abandonó no si antes haberlo explotado, manipulado por su juventud, astucia y habilidad para enredar al más experimentado, haciendo del viejo un monigote, un pelele. 
Luego salio embarazada de un imbécil, un hombre casado, que evadió su paternidad dejándola sola a cargo de su hijo, viéndose en la necesidad de recurrir a su familia para el cuidado de su bebe, quienes le brindaron amor, seguridad, educación, alimentación y un techo donde vivir; mientras que la zorra hacía de las suyas, prostituyéndose moralmente, estafando y engañando para sobrevivir, viviendo en un mundo irreal, lleno de mentiras, hipocresía e ilusión. 
Gracias a Dios que un ángel protector velo por ese niño, rescatándolo de las garras de la iniquidad, soberbia y prepotencia; educando al niño con principios de honestidad, honorabilidad, solidaridad y fraternidad. 
Y en un futuro sea un hombre de bien con una sólida moral carente de egoísmo y maldad.                                                                                                  

    martes, 15 de junio de 2010

    SALA DE HOSPITALIZACIÓN


    Era la hora de visita, entre las tres y cuatro de la tarde, en la sala de hospitalización del servicio de cirugía general ubicado en el quinto piso del hospital universitario; era una tarde lluviosa con truenos y relámpagos. El recinto estaba abarrotado de gente, parecía un mercado persa, reinaba el caos y la anarquía, venían a visitar a sus familiares que estaban hospitalizados por presentar una patología quirúrgica, algunos operados de emergencia y otros en espera de resolución quirúrgica de forma electiva, cirugía planificada. En medio del bullicio y la algarabía se escucha tres detonaciones por arma de fuego, que causo alarma y pánico en los visitantes y el personal médico y enfermeras que laboraban esa tarde en el recinto hospitalario, provocando una estampida en medio de golpes, empujones y empeñones tratando de escapar a través de la angosta puerta que daba a las escaleras de la salida de emergencia. Al volver la calma los efectivos policiales que acuden al llamado del custodio, que yace herido en el brazo izquierdo por herida por arma de fuego, al enfrentarse con dos sujetos presumiblemente sicarios, que venían asesinar a un privado de libertad condenado por narcotráfico y rival de un cartel de la droga, logrando su cometido; su cuerpo yacía inerte con un impacto de bala en la cabeza. Uno de los sicarios resulto herido mortalmente en la región del toráx ya casi sin signos vitales y el otro logró escapar del recinto hospitalario.

    jueves, 10 de junio de 2010

    CAOS

    Eran las seis de la tarde de un día domingo, estaba el cielo  nublado, en pocos minutos una leve llovizna. Los familiares de los pacientes que eran atendidos por los galenos de guardia, se agolpaban frente a las puertas de la emergencia del hospital universitario; tratando de entrar con empujones y empeñones al recinto hospitalario, agrediendo al portero que intentaba  controlar la situación; la muchedumbre vociferaba a los cuatro vientos palabras soeces e improperios, amenazando su integridad física, poniendo en riego su vida. Los agentes del orden público brillaban por su ausencia, como la gran mayoría de las veces, el gentío impedía el paso al personal médico y enfermería, que laboraba ese día en el hospital.
    De pronto irrumpe en el estacionamiento frente a las puertas de la emergencia un autobús lleno de reclusos provenientes del internado judicial,  vehículo custodiado por guardias fuertemente armados con fusiles de asalto y ametralladoras. Atropellan do a los médicos y enfermeras que atienden a los reclusos; ninguno presenta patologías que ponga en riesgo su vida colapsando el centro hospitalario.
    Los familiares se lanzan sobre los reos, abrazándolos y colocándoles drogas en sus bolsillos y armas blancas bajo la mirada indolente de las autoridades policiales ( custodios, guardias ). En vista de esta ir regularidad, se procede a llamar a la fiscalía del ministerio público y comandante de la guarnición. A los pocos minutos se presenta un contingente de efectivos, confiscando drogas y armas, deteniendo a los guardias corruptos y pasándolo a la orden de los tribunales competentes.

    miércoles, 9 de junio de 2010

    MEDICATURA RURAL

    Era la semana aniversario de la fundación del pequeño y pintoresco pueblo rural ubicado a orillas del mar Caribe, con una extensa costa de varios kilómetros de longitud, donde se observa navegar los grandes buques petroleros y las pequeñas embarcaciones pesqueras; pueblo de pescadores de contextura fuerte y piel morena bronceada por el sol.  
    Los habitantes celebraban frenética mente en la plaza principal de la población, libando bebidas alcohólicas; ya caía las sombras de la  noche, los conjuntos musicales y grupos de danza hacían su presentación, las personas bailaban al son de la música. Los borrachos desaliñados, impertinentes, con un lenguaje soez, algunos agresivos, deambulaban por las calles; ya se había presentado varias riñas y altercados, solventados por los policías que protegían a los ciudadanos y sus bienes materiales.
    Ya en horas de la madrugada, irrumpen un grupo de personas a las puertas de la vieja medicatura, algunos bajo los efectos del licor, otros alucinando por el consumo de estupefacientes; agrediendo a los médicos de guardia, quienes intentaban desesperada mente atender un paciente mayor cardiópata con un edema agudo de pulmón. Agresión que se manifestaba con empujones e improperios, amenazas de muerte, que ponen en riesgo la integridad física del personal médico. 
    Las autoridades del orden público brillaban por su ausencia. Mujeres y hombres, ebrios y drogados dañaban el inmueble, destrozado puertas, ventanas y equipo médicos, las enfermeras gritaban y lloraban presa del pánico y el terror. Había una histeria colectiva, los galenos al ver esta situación  y estar en peligro su vida, optaron por abandonar el recinto hospitalario. Sin antes denunciar a las autoridades competente de esta ir regularidad.
    Esta situación es consecuencia de la descomposición ético y moral, y la pérdida de los valores de nuestra sociedad. Y el consumo desmedido de bebidas alcohólicas y drogas que incitan a delinquir.