Era pocas las cualidades que adornaban a la joven, no era bella, ni inteligente, no tenia un cuerpo despampanante, era egoísta, superficial, en el rostro avejentando prematuramente se notaba rasgo de maldad; la denominaban la zorra, mote asignado por su cónyuge por los fraudes y triquiñuelas a lo que estaba acostumbrada hacer en su sitio de trabajo u ámbito familiar. Aparentemente de buena familia, desde muy joven se separó de ella para vivir sola en una gran ciudad, cosmopolita, donde vivió con un hombre mayor quien podría ser su padre, luego lo abandonó no si antes haberlo explotado, manipulado por su juventud, astucia y habilidad para enredar al más experimentado, haciendo del viejo un monigote, un pelele.
Luego salio embarazada de un imbécil, un hombre casado, que evadió su paternidad dejándola sola a cargo de su hijo, viéndose en la necesidad de recurrir a su familia para el cuidado de su bebe, quienes le brindaron amor, seguridad, educación, alimentación y un techo donde vivir; mientras que la zorra hacía de las suyas, prostituyéndose moralmente, estafando y engañando para sobrevivir, viviendo en un mundo irreal, lleno de mentiras, hipocresía e ilusión.
Gracias a Dios que un ángel protector velo por ese niño, rescatándolo de las garras de la iniquidad, soberbia y prepotencia; educando al niño con principios de honestidad, honorabilidad, solidaridad y fraternidad.
Y en un futuro sea un hombre de bien con una sólida moral carente de egoísmo y maldad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario