Venezuela está consternada y atemorizada ante el aumento desmedido de hechos de corrupción administrativa y delitos contra la cosa pública, de personas inescrupulosas que se dicen servidores públicos, mal llamados políticos que se aprovechan del poder para enriquecerse ilícitamente robando descarada mente el dinero del Estado. Endeudando y hundiendo a la nación en la peor crisis económica, ética y moral de los últimos diez y ocho años de democracia. Empobreciendo, saqueando y hambreando al pueblo venezolano, que al fin de cuenta es quien paga el alto precio de estos actos delictivos. Todo esto viene a socavar aún más las bases morales del acontecer político nacional.
La corrupción en este país existe a todos los niveles: en lo social, en lo político, en lo económico, en lo administrativo, en lo académico, en la imparcialidad de la justicia venezolana y pare usted de contar.
Es lamentable y bochornoso como la gran mayoría de los dirigentes políticos de este país siguen empeñados en destruir lentamente a mi pobre Venezuela, que se debate entre la vida y la muerte; sin el menor escrúpulo pues carecen de toda moral, ética y honestidad. Llevando a la destrucción, al caos, a la ruina, al abismo a nuestro sistema democrático.
Casi a diario vemos en los medios de comunicación social actos de corrupción administrativa en contra del tesoro nacional, saqueando a diestra y siniestra las arcas del Estado, delitos de aprovechamiento fraudulento de los fondos del Estado penado por las leyes de salvaguarda del patrimonio público, sobornos y tráfico de influencias. Todo esto empaña la imagen y el prestigio del nombre de Venezuela a nivel internacional perdiendo así su credibilidad y honorabilidad.
El pueblo está enardecido, enfurecido, a punto de explotar, repudiando y condenando estos actos de corrupción que han sumergido a Venezuela a las últimas consecuencias, de caos, de desorden, de anarquía, de bochinche, de ruina y descomposición ética y moral. Llevando al país a la carraplana.
Siendo los partidos políticos los primeros alcahuetas que exoneran de toda culpa a sus militantes incursos en delitos contra la cosa pública, anteponiendo sus intereses partidistas por encima de los intereses nacionales.
Nuestro sistema democrático debe ser lideralizado por políticos honestos carta cabal, patriotas que le duelan y sientan a Venezuela. Hombres de grandes condiciones éticas, morales y cívicas, de probada honorabilidad y honradez que hagan de la democracia venezolana un modelo de honestidad, decencia y pulcritud. En donde sus dirigentes políticos busquen la felicidad, el bienestar y la justicia social del pueblo venezolano.
Debemos luchar con ahínco y tenacidad contra el flagelo de la corrupción, de lo contrario nos hundiremos aún más en el abismo y caeremos inexorablementente en un caos total.
Publicado en La Mañana,Coro, Domingo 12 de Mayo de 1.991.
La corrupción en este país existe a todos los niveles: en lo social, en lo político, en lo económico, en lo administrativo, en lo académico, en la imparcialidad de la justicia venezolana y pare usted de contar.
Es lamentable y bochornoso como la gran mayoría de los dirigentes políticos de este país siguen empeñados en destruir lentamente a mi pobre Venezuela, que se debate entre la vida y la muerte; sin el menor escrúpulo pues carecen de toda moral, ética y honestidad. Llevando a la destrucción, al caos, a la ruina, al abismo a nuestro sistema democrático.
Casi a diario vemos en los medios de comunicación social actos de corrupción administrativa en contra del tesoro nacional, saqueando a diestra y siniestra las arcas del Estado, delitos de aprovechamiento fraudulento de los fondos del Estado penado por las leyes de salvaguarda del patrimonio público, sobornos y tráfico de influencias. Todo esto empaña la imagen y el prestigio del nombre de Venezuela a nivel internacional perdiendo así su credibilidad y honorabilidad.
El pueblo está enardecido, enfurecido, a punto de explotar, repudiando y condenando estos actos de corrupción que han sumergido a Venezuela a las últimas consecuencias, de caos, de desorden, de anarquía, de bochinche, de ruina y descomposición ética y moral. Llevando al país a la carraplana.
Siendo los partidos políticos los primeros alcahuetas que exoneran de toda culpa a sus militantes incursos en delitos contra la cosa pública, anteponiendo sus intereses partidistas por encima de los intereses nacionales.
Nuestro sistema democrático debe ser lideralizado por políticos honestos carta cabal, patriotas que le duelan y sientan a Venezuela. Hombres de grandes condiciones éticas, morales y cívicas, de probada honorabilidad y honradez que hagan de la democracia venezolana un modelo de honestidad, decencia y pulcritud. En donde sus dirigentes políticos busquen la felicidad, el bienestar y la justicia social del pueblo venezolano.
Debemos luchar con ahínco y tenacidad contra el flagelo de la corrupción, de lo contrario nos hundiremos aún más en el abismo y caeremos inexorablementente en un caos total.
Publicado en La Mañana,Coro, Domingo 12 de Mayo de 1.991.
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