Políticos corruptos y mediocres corrompidos por el afán del poder y de la riqueza fácil ( mal habida ) han gobernado a este país a costa de la miseria, hambre y dolor humano del pueblo venezolano; sin que éste se beneficie de las riquezas provenientes del petróleo a lo largo de estos treinta y tantos años de democracia.
El excesivo gasto público engendro del demonio producto del derroche despilfarro por parte del Estado Venezolano, que se empeña en mantener una voraz burocracia donde el funcionario público cobra sin trabajar; gastos excesivos en publicidad y relaciones pública viáticos, dádivas y comisiones, costosos viajes al exterior y tarjetas de crédito para altos funcionarios de la administración pública, y aunado a todo esto hechos de corrupción administrativa, altas tazas de interés, macro devaluación de nuestra moneda, falta de libre competencia, grandes monopolios, roscas y especulación han traído como consecuencia un aumento desmedido de la inflación que se refleja en los altos precios de los productos de la cesta básica y bienes de servicios. Además de la terquedad de las autoridades económicas, fiscales y monetarias que han dirigido errada mente la política financiera del país.La inflación y especulación en este país ha llegado a límites insorpotales, donde el bolsillo ya mermado del venezolano no toleraría un aumento compulsivo de los artículos de primera necesidad y de los servicios público, mientras los sueldos y salarios están por el suelo, esto traería como consecuencia mas hambre y miseria al pueblo venezolano.
Es ilógico e irracional que el gobierno nacional por sugerencia del fondo monetario internacional y el banco mundial aumenten arbitrariamente las tarifas de los servicios público en nuestro país, pues los mismos además de prestar un mal servicio a la comunidad son muy costosos. Y un aumento desmedido y compulsivo de los servicios público traería como consecuencia la desestabilización del sistema democrático con disturbios y desórdenes sociales que agravarían aún más la situación política del país.
Debemos reducir el gasto público producto del clientelismo y parasitismo burocrático si deseamos controlar la inflación y mejorar la calidad de vida del venezolano, que esté preñada de esperanza, progreso, bienestar y justicia social.
Publicado en El Portavoz, Coro, 12 al 19 de Junio de 1.992.
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