lunes, 25 de abril de 2011

LA PRINCESA OCIOSA



En un retirado bosque de exuberante belleza, poblado de hermosos y frondosos árboles, donde los pájaros revoloteaban alegremente, las flores saturaban el aire de perfumes embriagadores, la brisa acariciaba suavemente el espeso follaje verde oscuro y los rayos bondadosos del sol le daban un toque acogedor.
Este maravilloso edén pertenecía al Rey Balzac, quién tenía por hija a una encantadora y linda princesa, pero con el gravísimo defecto de detestar el trabajo. Aunque ella no necesitaba trabajar, pues lo poseía todo; riqueza, poder, prestigio. Se pasaba largas horas sin hacer nada de provecho, cosa que disgustaba a su padre, ya que éste era de la convicción que la ociosidad es madre de todos los vicios.
Un día, irritado el Rey al no poder lograr que su hija realiza ce alguna tarea le dijo como castigo a tu falta de hacendosidad, te daré en matrimonio al primer pordiosero que llegue a palacio, así tendrás la obligación de ganarte el pan con el sudor de tu frente.
A la semana siguiente, se presentó a palacio un mendigo a pedir alimento y albergue. Entonces el rey vio la oportunidad de llevar a cabo la penitencia e hizo que éste se casara con la joven princesa.
Ya celebrada la boda. El mendigo le dijo a su esposa. Ya puedes olvidarte que fuiste princesa, ahora eres mi mujer y deberás hacer todo lo que os mande, pues me debes respeto y obediencia; estarás en la obligación de aceptar lo poco que pueda darte.
Inmediata mente salieron del palacio, atravesaron el ancho bosque y se dirigieron a una humilde choza, donde ambos se detuvieron.
-¿ En qué lugar estamos ? - Preguntó la princesa -
- En nuestro hogar - Contestó él-
- Esta será tu nueva morada. Con un poco de limpieza podrás cambiar su apariencia, toma la escoba y el balde con agua y jabón, barre y friega bien el piso; luego lava y plancha toda esta ropa, cuando hallas terminado enciendes el horno y preparas la comida.
- ¡ Anda ! Apúrate que hay mucho quehacer.
- Estas labores tuvo que realizarlas todos los días, al principio se le hizo difícil efectuarlas, pues ella no estaba acostumbrada a estos trajines.
- Al cabo de unos meses, ya se notaba en el rostro de la princesa las huellas del trabajo, su piel era áspera, sus manos estaban completa mente llenas de callos.
- Entonces el Rey al percatarse que su hija había aprendido la lección, hizo que regresara a palacio con su esposo y disfrutasen de sus riquezas.
Y así vivieron los tres largos años de felicidad.

Publicado en La Noticia, 03 de Noviembre de 1.993.

EL SUEÑO DE UN DUENDE

En un lejano país vivía un labrador muy pobre, que tenía una hermosa hija llamada Cristina. En una ocasión tuvo la oportunidad de hablar con el Rey, que paseaba en su carruaje real por los campos de su vasto reino
(para un humilde labrador era un gran privilegio y placer poder conversar con su majestad) y para no ser menos le dijo:
Tengo una hija capaz de convertir el más insignificante trozo de carbón en diamante puro.
Si es cierto su poder contesto el rey traérmela mañana al palacio, pues quiero comprobar si lo que dices es real.
El desdichado labrador quedó aterrorizado por haber mentido de esa manera a su soberano y no tuvo palabras para replicar. Solo tenía la seguridad de que jamás su hija sería capaz de llevar a cabo tan absurda empresa y entonces el monarca desengañado, le haría dar muerte. Pero ya era demasiado tarde y no tenía otra alternativa sino cumplir la orden que le fue dada.
A la mañana siguiente llevo a su hija a palacio. El rey la esperaba e inmediata mente la condujo a unas habitaciones repletas hasta el techo de trozos de carbón.
Entonces, le dijo:
¡Ya puedes comenzar a trabajar ! y cuando termines de convertir en diamante todo este carbón, podrás casarte conmigo, de lo contrario ya puedes prepararte a morir en la ahorca.
Tras lo cual se marchó de la habitación. La infeliz joven quedo desconsolada, presa del pánico y el terror e irrumpió en llanto, pero de pronto se abrió la puerta y entro un duendecillo rojo de larga barba blanca y dirigiéndose a ella le dijo.
Cristina, yo puedo ayudarte.
¿ Quién eres tú ? Tú estás sola y desamparada y sólo yo puedo ayudarte, pero como soy buen negociante, necesito pedirte algo a cambio,
Pídeme lo qué quieras, con tal de salvar mi vida, daría cualquier cosa.
Solo pido que me des la mitad de tu reino, porque aunque soy muy poderoso, no tengo magia suficiente para poseer mi propio imperio, y gracias a ti podría realizar el sueño de mi vida, que es fundar la ciudad de los duendes, donde reine la paz, el amor, la fraternidad, la solidaridad entre los hombres y eliminar por completo la maldad, el odio, el egoísmo, la envidia que tanto impera en el mundo actual.
Cristina sonrió feliz, pues el precio que pedía el duendecillo era razonable. Al día siguiente cuando el rey vio las habitaciones completa mente llenas de preciosos diamantes, cumplió lo que había prometido y se caso con ella. Y fueron muy felices.
Ya Cristina era reina y ahora le tocaba cumplir la promesa que un día le hiciera al duendecillo y así poder realizar su hermoso sueño.

Publicado en La Noticia, 29 de Octubre de 1.993.


miércoles, 20 de abril de 2011

DAVID





David abrió los ojos en medio de la oscuridad, pero logró divisar por uno de los agujeros del techo de paja, el resplandor de las estrellas que cubrían el cielo con un lienzo de luz. Los gallos comenzaron a cantar y las gallinas cacareando y picoteando en busca del alimento para sus polluelos, los pajarillos trinaban una hermosa melodía al pie de un frondoso árbol y ya los rayos bondadosos del sol caían sobre la majestuosa serranía.
Al lado de David se escuchaba los ronquidos de María, su mujer, que esta tendida en el catre cubriendo su desnudez con una sábana blanca. La hamaca de Joseíto se balanceaba despacio entre dos vigas de madera.
David escuchaba extasiado el soplar de la brisa y cerró los ojos para recordar cuando pequeño, junto a sus hermanos, correteaban en el maizal y jugueteaban con el espantapájaros, todas las mañanas recogían las mazorcas, con las cuales su madre le preparaba esas sabrosas arepas peladas que tanto le gustaba con queso y natillas. Eran muy pobres y vivían en una humilde choza parecida a la que él estaba ocupando en estos momentos.
_ Ya está listo el desayuno, mi amor._
La dulce voz de María, borró de su mente esos gratos recuerdos, volviéndolo a la realidad para reflexionar lo duro de la vida del campo, desasistencia por parte del gobierno y el completo abandono del medio rural. La falta de escuelas, agua potable, luz, cloacas, alumbrado público, vías de penetración tan importantes para transportar sus cosechas a las diferentes capitales del país y así evitar las cuantiosas pérdidas que ocurren todos los años al no poder sacar sus productos.
Y de las grandes roscas que monopolizan el mercado nacional, obligando a vender a precios miserables.
_  ¡Deja de pensar tanto! _ Exclama su mujer. Termina el desayuno de una buena vez._
_ Esta decidido María, nos iremos mañana para la capital a probar fortuna. _
_ ¡Tú estás loco! _ Y dejar lo poco que tenemos y que tanto sacrificio y esfuerzo nos ha costado en la vida. 
_ ¿Qué tenemos mujer ?_ No tenemos nada.
_ ¡Gua!_ Que va ser pues, las tierras.
_ Esas no valen nada. Y con tantos inconvenientes en cultivarlas, falta de maquinarias, fertilizantes y riego. Para que después se pierda la cosecha y tener que dársela a los cochinos.
_ No María. Agarra tus macundales y mañana mismo estaremos en Caracas.
David no durmió en toda la noche, soñando en lo maravilloso de la capital, donde tendría todo tipo de lujo y comodidades. Buscaría un buen trabajo y viviría en una zona residencial con todos los servicios. Joseíto
  





sábado, 16 de abril de 2011

LA EQUIVOCACIÓN

En medio de mi confusión, no quería creer lo que mis ojos veían; mi madre, mis hijos, mis hermanos, mi esposa, lloraban alrededor del ataúd que contenían mis restos mortales.
El padre oficializaba la misa y la furgoneta esperaba a las afueras de la funeraria, para iniciar el cortejo fúnebre, rumbo al cementerio para darme cristiana sepultura.
De pronto estaba ascendiendo por una inmensa escalera de caracol que me conducía a las puertas del cielo, donde espera un venerable anciano de cabellos largos hasta los hombros, barba blanca y de una vitalidad increíble, se desplazaba con tal agilidad que parecía un joven de veinte años.
- Con voz firme y suave pregunta. ¿ Qué haces aquí ? -
- Eso mismo pregunto yo. De repente estoy presente en mi propio funeral y todavía no conozco las causas de mi muerte.
- ¡ Ojalá no sea lo que estoy pensando ! - Responde el anciano.-
- Da me ver si apareces en la lista de los difuntos. -
- ¿ Cómo te llamas tú ? -
- Oswaldo Quiñones. -
- Por la Q, Quiñones Oswaldo, Quiñones Oswaldo. -
- ¡ No ! no apareces aquí en la lista. -
- ¡ No habrá alguna equivocación ! -
- No, no. Seguro que allá en la Tierra guardabas los diez mandamientos de la ley de Dios. -
- Si, si. Yo era muy bueno, socorría a los necesitados, a los enfermos y respetaba los mandamientos. - Pues, aquí no apareces.  Anda ver al infierno, a lo mejor estás ubicado allí. -
- ¡ Por dónde llego ? -
- Ves esa puerta que está allí. Bueno por allá te vas y hablas con Lucifer haber que te dice. -
Atraviesa la puerta y ya siente como las llamas de infierno sofocan su cuerpo, a medida que desciende el calor se hace insoportable.
Los gritos y suplicios de las almas en pena se hacían más intensas, a pocos metros se veían la silueta grotesca de Lucifer moviendo su enorme rabo a medida que batía una gigantesca paila llena de azufre donde se encontraba miles de almas condenadas al fuego eterno.
- ¡ E y tú para dónde vas !  ¡ Qué haces aquí ? -
- San Pedro me mando para acá, haber si aparecía en nómina. -
- Haber, aquí no apareces, creo que aquí hay una equivocación, pregúntale de nuevo a San Pedro. -
- ¿ Y qué es lo que pasa San Pedro ? No aparezco ni en el cielo ni en el infierno. -
- Mi hermano aquí hubo un error, a usted no le tocaba morir hoy. -
- ¡ Y entonces, como hacemos ! -
- Bueno, vamos a regresarte a la Tierra, pero en forma de animal. -
- ¿ Cómo que de animal ? -
- Claro que si, tu cuerpo debe estar en tal grado de putrefacción que ya no debe servirte para nada. Además, tú en la Tierra estás legalmente muerto y no te puedes levantar en pleno entierro.
- Bueno, que voy hacer pues, pero si tengo opción de escoger en que animal. -
- Vamos a ver. -
- En burro. -

- ¡ No !  Ya veo tus intenciones, te enviaremos en forma de gallina. -
- ¡ Cómo que de gallina ! Chico. No señor, yo soy un hombre a mí se me respeta como tal. - Aquí las almas no tienen sexo. Haber tú como te las arreglas. -
¡ Que buena broma me han echado! -
De repente me encuentro en un gallinero, escarbando, cacareando y picoteando. Los pollitos con su pío a mí alrededor. Un hombre alto, fornido, aspecto rudo entra en el gallinero y comienza a arrojar maíz. Las gallinas se aglomeran y enloquecen disputándose el sustento, formándose tremenda algarabía.
De pronto siente un peso sobre su cuerpo, se sacude y ve que un enorme gallo colorado intenta pisarlo, vuela hacía el techo, allí dura varios días sin comer, ni beber. Esta en un dilema si se queda arriba morirá de sed y de hambre, y si baja el gallo lo pasa por las armas.
Todos los días en la mañana el dueño del gallinero pasa a recoger los huevos, decepcionado al ver que no ha puesto el primero, procura en vano bajarlo con una escoba del techo, ya enfurecido y frustrado por sus intentos fallidos vocifera a los cuatro vientos. Maldita gallina no sirves para nada, montada todo el día y toda la noche en ese maldito techo, no pones ni un solo huevo, te degollaré y haré un buen sancocho haber si sirves para algo.
Una mañana en un momento de descuido, Joaquín le agarra fuertemente por el pescuezo y comienza a estrangularlo , asfixiándolo, le faltaba el aire, sentía sus manos que apretaban y apretaban, ya sofocado y sin fuerzas de su garganta se escapa un alarido; cuando de pronto estaba en su cama y vio como su mujer lo tomaba por los hombros en un intento desesperado para sacarlo de esa horrible pesadilla.

jueves, 14 de abril de 2011

LA MULA

Había reservado pasaje para el vuelo de las 6:30 antes meridiano con destino a Maiquetía Venezuela. Ya tenía formulado su plan de cómo introducir al país el cargamento, el cual le reportaría cuantiosas ganancias.
Prepara su equipaje, paga la cuenta y sale del hotel, toma un taxi rumbo al aeropuerto. Antes de aborda de DC9, se dirige al tocador. 
En el asiento inmediato al suyo, un hombre de mediana edad, fornido, de cabellos negros plateados en las sienes la acompaña. Por la ventanilla observaba a la multitud que se aglomeraba en la pista agitando sus pañuelos en señal de despedida.
- Disculpe que lo moleste, Señor. ¿ Podría regalarme un cigarrillo ? - Preguntó con voz entrecortada.-
Consultó el reloj. Faltaban apenas diez minutos para llegar a su destino.
- ¡ Cómo no ! exclama el desconocido, y buscando en la cigarrera de plata que saca de su bolsillo, le extrae uno y se lo enciende. -
Dándole las gracias, ella tomó el cigarrillo con las manos temblorosas. Grandes gotas de sudor bañaba su frente.
- ¿ Es la primera vez que viaja en avión ? -
- ¿ Porqué ? - pregunta ella - Se nota. -
- Si la veo angustiada, ansiosa. -
_ No hay porque preocuparse estos aviones son muy seguros y es casi imposible que nos estrellemos. LLamaré a la aeromoza para que le dé un calmante. -
- No es necesario, ya se me pasará. Espere, tomaré un vaso con leche, eso me ayudará. -
Mentalmente se decía, cálmate, tranquilízate, no tienes porque preocuparte es imposible que te descubran, respira profundo, relájate.
Ya el Jet aterrizaba en la ancha pista del aeropuerto internacional Simón Bolívar. Agarró su equipaje y se dirigió a la aduana, donde fue minuciosamente requisada. Se sintió más tranquila, como si se hubiese quitado un peso de encima, el peligro había pasado.
El teléfono repicó varias veces antes que el oficial de guardia tomará la bocina.
- ¡ Haló comandancia de policía a la orden ! -
- Llamo del hotel Las Tres Rosas, Para informarle que en la habitación cuarentas y cuatro apareció muerta una mujer joven, caucásica, de unos treinta años de edad. -
Los detectives de homicidio de la Policía Técnica Judicial levantan el cadáver.
Uno de los periodistas que se agolpaban a las puertas de la morgue, le pregunta al patólogo forense de guardia la causa de muerte.
- La necropsia reveló que había muerto por una sobredosis de heroína, al reventársele en el intestino uno de los cincuenta envoltorios que en conjunto contenían quinientos gramos de la droga, valorada aproximadamente en medio millón de dólares.-
- Pobre idiota, maldita forma de morir para el enriqucimiento ilícito de otros.