La televisión ha sido uno de los grandes inventos del presente siglo y uno de los que más ha revolucionado al mundo contemporáneo.
Siendo un poderoso medio de comunicación social que debe estar al servicio de la educación, la cultura, el sano entretenimiento, la formación e información del pueblo venezolano y no al servicio de los intereses de unos pocos que quieren quebrantar nuestra voluntad para convertirnos en unos verdaderos idiotas manipulados por los grandes intereses neocolonialista. Distorsionando nuestros valores nacionales, éticos, morales y religiosos, destruyendo la familia que es la base fundamental de la sociedad, bombardeándonos constantemente con programas llenos de violencia, sexo y erotismo que son transmitidos a cualquier hora del día e ir respetando horarios familiares e infantiles. Deformando, envileciendo y carcomiendo la mentalidad del venezolano y en especial la de nuestros niños. Incitando al consumismo desmedido e innecesario, a gastar lo que no tenemos, a la vida fácil en busca del placer y la felicidad anhelada a través del dinero mal habido.
Toda esta carga de sexo, erotismo, terror, violencia e inmoralidad tanto de los enlatados norteamericanos, las telenovelas, las comiquitas y la publicidad distorsiona nuestra buenas costumbres, buenos hábitos, valores éticos, morales y religiosos; deformando el lenguaje castellano, pisoteando nuestra identidad nacional y nuestros valores patrios.
La televisión venezolana es extremada mente nociva y perjudicial que atenta contra la salud mental del pueblo venezolano, aterrorizando,alienando y manipulando a su antojo en favor de los intereses mercantilistas de unos cuantos. Destruyendo la correcta formación de los niños y jóvenes impartidas en el hogar y en las escuelas. Socavando valores tan primordiales como la honradez, la lealtad, la solidaridad, la fraternidad, el amor, la amistad, la razón, la sensatez, el buen juicio, la ecuanimidad, el respecto; exaltando la hipocresía, la mentira, la infamia, la maldad, la intriga, la lujuria, la traición.
Debemos luchar para que la televisión venezolana deje de ser una amenaza que atenta contra la salud, la educación, la cultura y la correcta formación de la juventud venezolana, y cumpla su verdadero rol ante la sociedad, que es la de educar, formar, informar y entretener.
Publicado en La Mañana el día Viernes 05 de Abril de 1.991.
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