domingo, 26 de diciembre de 2010

ÉL TAMBIÉN VIÓ LA LUZ



Cuando la estrella de Belén apareció en el firmamento, la hora de cumplirse la profecía había llegado, prediciendo la venida del hijo de Dios nuestro salvador, como estaba escrito en el Antiguo Testamento.
A fin de emprender el viaje Melchor, Gaspar y Baltasar se reunieron en el viejo edificio de la hermandad de los magos, denominados los adoradores del fuego; ya que este representaba la pureza, la luz y la verdad, elementos que deben prevalecer en nuestras almas para el regocijo de Jehová.
Ya planifican do la ruta hacia Bethlehem de Judea para darle la bienvenida al nuevo rey de los judíos; en un rincón del salón se encontraba un humilde sirviente, quien oía con asombró el relato de los tres reyes magos sobre el nacimiento del mesías y como darían con él siguiendo el resplandor, que guiaría sus pasos la estrella de David y de los regalos costosos que le ofrecerían, oro, incienso y mirra.
El pobre hombre pensó en seguir también la estrella y recibir al niño Jesús, pero reflexionan do un poco se preguntó: - ¿ Qué le regalaré ? - Soy tan miserable y no tengo nada que ofrecerle. Eso no importa se dijo Dios es grande, bondadoso y misericordioso. -
Así siguiendo las huellas de los Reyes Magos y la estrella llegó al pesebre donde estaba el niño, María y José; después que Gaspar, Melchor y Baltasar ofrecieran sus presentes, el modesto criado regaló su corazón lleno de amor, lo único que poseía, pero lo más grande para el creador.

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