Crisanto Alvarado, era un joven médico con una vasta formación científica, técnica y humanista egresado de una naciente universidad con un pensum académico muy innovador, rompiendo los cánones de una medicina vieja eminente mente curativa hacia una medicina nueva, preventiva dirigida a la familia y la comunidad, siguiendo el slogan de la organización mundial de la salud. "Salud para todos en el año 2.000".
Comenzaba su año rural y en su corazón albergaba la esperanza de ejercer una medicina noble y digna tan ansiada por todo ser humano.
En su primer día como médico rural se presenta una epidemia de gastroenteritis, enfermedad mortal que estaba diezmado a los niños menores de 2 años, con una alta morbi-mortalidad; en su mente no podía concebir la idea de una muerte tan absurda, la de un niño.
Llevando de inmediato una política de saneamiento ambiental y una efectiva educación sanitaria, para mejorar las condiciones de salubridad y así elevar el nivel de vida de la comunidad.
Convencido estaba de que las enfermedades infecciosas eran producto de la pobreza, miseria, hambre, necesidades y desajustes sociales; donde los gobernantes de turno anteponían sus intereses personales por encimas de los interés del pueblo, sumergiéndolo en la pobreza extrema, en la desnutrición, siendo presa fácil de las enfermedades infecciosas.
Mientras los gobernantes no desechen de su corazón el egoísmo y el afán desmedido de poder, y no prevalezca el amor, la fraternidad y solidaridad entre los hombres, no podremos construir un mundo mejor, más justo y humano.
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